En Busca de la Trascendencia

Chakras, kundalini y los siete cuerpos
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A lo largo de este libro, el lector aprenderá a conocer en qué parte del camino se encuentra, cómo reconocer a aquellos que pueden ayudarle, y cómo evitar las múltiples dificultades y distracciones que surgen en la vida espiritual.
A lo largo de este libro, el lector aprenderá a conocer en qué parte del camino se encuentra, cómo reconocer a aquellos que pueden ayudarle, y cómo evitar las múltiples dificultades y distracciones que surgen en la vida espiritual.

Extracto de: „En Busca de la Trascendencia;
En una de sus charlas anteriores, usted dijo que un descenso repentino y directo de la gracia podría convertirse, en ocasiones, en un desastre: Que la persona podría quedar dañada o volverse loca e incluso morir. Naturalmente surge una pregunta: ¿La gracia no siempre es benéfica? ¿No mantiene la gracia su propio equilibrio? ¿Puede ser que el fracaso se deba al hecho de que el receptor no estaba preparado? En ese caso, ¿cómo puede descender la gracia sobre una persona no calificada? “DIOS NO ES UNA PERSONA, sino una energía. Esto implica que la energía no tiene consideración por las personas; cualquier cosa que le sucede a cada persona ocurre de forma imparcial. Por ejemplo, el árbol que se halla a la orilla de un río recibe los nutrientes de la corriente que fluye; le brotarán flores y frutos y crecerá alto y fuerte. Pero el árbol que llegue a caer dentro de esa misma corriente será arrastrado por la rápida crecida. No obstante, el río no tiene nada que ver con ninguno de esos árboles. Ni está interesado en alimentar al primero ni en destruir al segundo. El río simplemente fluye. Es un flujo de energía, no es una persona. Hemos venido cometiendo siempre el error de considerar a Dios como una persona. Por lo tanto, todo nuestro pensamiento sobre Dios se ve influenciado por ese concepto. Decimos que es muy bondadoso; que es misericordioso; que nos llena siempre de bendiciones. Éstos son los deseos y expectativas que atribuimos a Dios. Aunque es posible imponer nuestras expectativas sobre una persona y, si no se cumplen, podemos hacer responsable de ello a esta persona, no es posible hacer lo mismo con la energía. De modo que siempre que consideremos la energía como una persona, es muy probable que acabemos extraviados, como si nos perdiéramos en sueños. Al tratar con la energía, los resultados serán enteramente diferentes. Tomemos como ejemplo la fuerza de la gravedad: usted puede caminar sobre la tierra gracias a esta fuerza, pero no tiene especialmente por misión el que usted pueda andar. No vaya a pensar erróneamente que si usted no camina, la gravitación dejará de existir. Existía antes de que usted estuviera sobre la tierra, y seguirá existiendo incluso después de que usted ya no esté. Si uno camina de forma incorrecta, se caerá y se romperá las piernas. Esto también se deberá a la gravedad; pero no podrá reclamar por ello a nadie, porque no existe nadie que sea responsable. La gravedad es una corriente de energía. Usted deberá tener en cuenta las leyes con las que opera, si desea tratar con ella. Pero ella no tiene que pensar en absoluto sobre cómo tratar con usted. Consecuentemente, el deseo de ser un tirthankara ha de mantenerse vivo en el cuarto cuerpo. Pero no todos los seres virtuosos se hacen tirthankaras; ya que pueden seguir su curso sin llegar a serlo. Solamente unos pocos, y en número establecido, se convierten en tales maestros. La razón de que el número esté establecido es asegurar que en ninguna época existan más de los necesarios.
El deseo de convertirse en un tirthankara ha de ser muy fuerte, constituye el último deseo y, si se titubea, se perderá la ocasión. Uno tiene que pensar: "Mostraré a otros el Camino, les explicaré, deberé volver para ayudarlos". Entonces, el tirthankara puede descender a un cuerpo físico. Pero tal cosa implica el no abandonar todavía el cuarto cuerpo. Camina hacia el quinto, pero todavía mantiene una sujeción que lo ata al cuarto cuerpo. Tal sujeción podría eliminarse rápidamente, lo que haría muy difícil poder mantenerse en su puesto.
Hay un proceso para hacer tirthankaras; se forman en escuelas misteriosas, ya que no se trata, en este caso, de un suceso individual. Un grupo de meditadores se concentrarán en meditación, y de entre ellos surgirá uno que prometerá convertirse en tirthankara. De este modo, podrá expresar lo que sabe, podrá impartir todos sus conocimientos y podrá comunicarse con los demás. Para tal fin, todos los componentes de la escuela mistérica empiezan a trabajar con su cuarto cuerpo. Se dice que es necesario concentrarse en el cuarto cuerpo a fin de impedir que se desintegre, ya que será útil en el futuro. De este modo, se le enseñarán al elegido formas y mecanismos para conservar su cuarto cuerpo. Y el trabajo que requerirá el conservarlo será mucho más duro que el necesario para deshacerse de él.
Resulta muy fácil dejarse ir, y permitir que se disuelva el cuarto cuerpo. Cuando hemos elevado las anclas, y las velas se hallan tensas por el viento favorable, cuando el vasto océano nos está llamando, convertido en una auténtica bendición que se extiende por todas parte, ya podrá darse usted cuenta de lo difícil que resulta mantenerse sujeto a puerto, renunciando a la navegación. Por esta razón, cuando nos dirigimos a un tirthankara solemos decir: "Eres el más compasivo".
Esta es la única razón por la que se la habla así a un tirthankara. Su gran compasión quedó completamente demostrada en el momento en que, cuando todo estaba preparado para su partida, él permaneció firme para ayudar a los que todavía se encontraban en la orilla, y cuyas embarcaciones no estaban listas para hacerse a la mar. Por el contrario, la suya se halla plenamente dispuesta; sin embargo, prefiere soportar las incomodidades de la costa, los problemas y dificultades que ofrece esta orilla. Podría partir en cualquier momento, porque su embarcación sigue lista; pero, por razones exclusivamente altruistas, prefiere quedarse entre los que aquí se quedan, que incluso pueden dañarlo y matarlo. Su compasión no tiene límites. Es una compasión que le ha sido enseñada en las escuelas mistéricas. Por todo ello, conviene saber que los meditadores que trabajan de forma individual no pueden convertirse en tirthankaras, porque cuando quedan liberados del problema que les fijaba a su plano no saben qué hacer. Solamente cuando ya ha partido la embarcación se dan cuenta de que la costa queda lejos tras ellos…" Osho.
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Publisher Editorial EDAF
ISBN 8441403740
ISBN-13 9788441419025
Dimensions (size) 232 x 155 x 28mm
Number of Pages 360