El Libro de la Vida y la Muerte
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La visión de Osho sobre la muerte. Una profunda recopilación sobre el último tabú de la sociedad Occidental
La visión de Osho sobre la muerte. Una profunda recopilación sobre el último tabú de la sociedad Occidental
Extracto de: „El Libro de la Vida y de la Muerte;
Tercera parte: HITOS EN EL CAMINO
«La meditación es el único camino para descubrir tu inmortalidad. Entonces desaparecerá todo el miedo. El resto de los temores también desaparecerán porque no eran más que vástagos, ramas secundarias, que tal vez se habían alejado mucho de las raíces, pero que seguían conectadas a ellas.»
1. Ahogarse en el vacío
¿Qué ocurre en la muerte? De repente pierdes tu cuerpo, de repente pierdes tu mente. De repente sientes que te alejas de ti mismo, de todo eso que tomas por ti mismo.
Resulta doloroso porque sientes que te vas a ahogar en el vacío. Ahora no estarás en ningún sitio, porque siempre te identificaste con el cuerpo y la mente, y nunca conociste el más allá; nunca te conociste a ti mismo más allá del cuerpo y la mente. Te obsesionaste tanto con la periferia que olvidaste el centro por completo. En la muerte has de enfrentarte al hecho de que el cuerpo desaparece, que no puede retenerse por más tiempo. La mente te abandona, dejas de controlarla. El ego se disuelve; ni siquiera puedes decir «yo». Tiemblas de miedo, al borde de la nada. Dejarás de ser.
Pero si te has preparado, si has estado meditando –y prepararse significa realizar todos los esfuerzos para utilizar la muerte, para utilizar ese abismo de nada–, en lugar de dejarte arrastrar a ella podrás saltar a ella, lo cual es muy distinto. Si has sido arrastrado de mala gana hacia la muerte –no quieres entrar y te han tenido que llevar a rastras– entonces resulta doloroso, y tan intensamente angustioso que en el momento de la muerte estarás inconsciente. Entonces habrás fracasado.
Pero si estás dispuesto a saltar no habrá angustia alguna presente. Si la aceptas y le das la bienvenida, sin quejas –en lugar de ello, estás feliz y celebras que el momento haya llegado, que ahora puedas saltar del cuerpo limitado, saltar fuera del cuerpo, que es un confinamiento, saltar fuera del ego que siempre ha sido un sufrimiento–, si puedes dar la bienvenida a la muerte, entonces no habrá necesidad de caer inconsciente. Si puedes aceptar y mostrarte cordial –lo que los budistas denominan tathata, aceptarla pero no sólo aceptar... porque la palabra “aceptar” no es muy adecuada, pues hay algo de no aceptación oculto en el fondo–, no... sería acoger, si puedes acoger a la muerte, se convierte en una celebración, en un éxtasis, entonces resulta ser una bendición y no tienes necesidad de caer inconsciente.
Si es una bendición te harás perfectamente consciente en ese instante. Recuerda estas dos cosas: si rechazas, si dices no, serás totalmente inconsciente; si aceptas, acoges y dices sí con todo tu corazón, entonces serás perfectamente consciente.
Decir sí a la muerte te hace perfectamente consciente; decir no a la muerte te vuelve perfectamente inconsciente... y ésas son las dos formas de morir.
«La meditación es el único camino para descubrir tu inmortalidad. Entonces desaparecerá todo el miedo. El resto de los temores también desaparecerán porque no eran más que vástagos, ramas secundarias, que tal vez se habían alejado mucho de las raíces, pero que seguían conectadas a ellas.»
1. Ahogarse en el vacío
¿Qué ocurre en la muerte? De repente pierdes tu cuerpo, de repente pierdes tu mente. De repente sientes que te alejas de ti mismo, de todo eso que tomas por ti mismo.
Resulta doloroso porque sientes que te vas a ahogar en el vacío. Ahora no estarás en ningún sitio, porque siempre te identificaste con el cuerpo y la mente, y nunca conociste el más allá; nunca te conociste a ti mismo más allá del cuerpo y la mente. Te obsesionaste tanto con la periferia que olvidaste el centro por completo. En la muerte has de enfrentarte al hecho de que el cuerpo desaparece, que no puede retenerse por más tiempo. La mente te abandona, dejas de controlarla. El ego se disuelve; ni siquiera puedes decir «yo». Tiemblas de miedo, al borde de la nada. Dejarás de ser.
Pero si te has preparado, si has estado meditando –y prepararse significa realizar todos los esfuerzos para utilizar la muerte, para utilizar ese abismo de nada–, en lugar de dejarte arrastrar a ella podrás saltar a ella, lo cual es muy distinto. Si has sido arrastrado de mala gana hacia la muerte –no quieres entrar y te han tenido que llevar a rastras– entonces resulta doloroso, y tan intensamente angustioso que en el momento de la muerte estarás inconsciente. Entonces habrás fracasado.
Pero si estás dispuesto a saltar no habrá angustia alguna presente. Si la aceptas y le das la bienvenida, sin quejas –en lugar de ello, estás feliz y celebras que el momento haya llegado, que ahora puedas saltar del cuerpo limitado, saltar fuera del cuerpo, que es un confinamiento, saltar fuera del ego que siempre ha sido un sufrimiento–, si puedes dar la bienvenida a la muerte, entonces no habrá necesidad de caer inconsciente. Si puedes aceptar y mostrarte cordial –lo que los budistas denominan tathata, aceptarla pero no sólo aceptar... porque la palabra “aceptar” no es muy adecuada, pues hay algo de no aceptación oculto en el fondo–, no... sería acoger, si puedes acoger a la muerte, se convierte en una celebración, en un éxtasis, entonces resulta ser una bendición y no tienes necesidad de caer inconsciente.
Si es una bendición te harás perfectamente consciente en ese instante. Recuerda estas dos cosas: si rechazas, si dices no, serás totalmente inconsciente; si aceptas, acoges y dices sí con todo tu corazón, entonces serás perfectamente consciente.
Decir sí a la muerte te hace perfectamente consciente; decir no a la muerte te vuelve perfectamente inconsciente... y ésas son las dos formas de morir.
Publisher | Editorial Kairos |
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ISBN-13 | 978-8490323472 |
Number of Pages | 301 |
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